Los camiones articulados surgen como una alternativa para trabajos de minería cielo abierto o subterráneo (dependiendo de las restricciones dimensionales involucradas). Estos equipos están dotados de una articulación situada aproximadamente entre el primer tercio delantero del equipo y el resto de él, la que permite disminuir los radios de curvatura, traduciéndose en un ahorro al diseñar caminos y accesos.
Dentro de sus características estructurales se destaca su alta flotabilidad, es decir su capacidad de operar en caminos fangosos, lo que representa una ventaja sobre sus similares convencionales y camiones fuera de carretera. Otro detalle importante es su alta libertad de movimiento en terrenos no uniformes gracias a que sus ejes traseros pueden pivotear (en cierto ángulo (figura 1)) respecto al eje transversal horizontal del equipo y su parte delantera (cabina y paquete de potencia) también puede pivotear gracias a la doble rótula que compone a la articulación.
Estos camiones poseen solo un par de neumáticos por cada eje (a diferencia de sus similares convencionales y fuera de carretera), lo que significa que necesitan neumáticos de mayores dimensiones, los que a su vez contribuyen a su mayor flotabilidad.